El prolapso genital es una condición que afecta a muchas mujeres y que puede generar una sensación incómoda y preocupante de bulto o pesadez en la zona íntima. Soy el Dr. Carlos David Aguirre Esparza, especialista en Ginecología y Uroginecología, y quiero acompañarte para que comprendas qué es el prolapso genital, por qué ocurre y cómo puedes recuperar tu seguridad, comodidad y calidad de vida íntima.
¿Qué es el prolapso genital y por qué ocurre?
El prolapso genital se define como el descenso de uno o varios órganos pélvicos —como la vejiga, el útero, la vagina o el recto— desde su posición anatómica normal hacia la vagina, debido al debilitamiento de los músculos y ligamentos que conforman el suelo pélvico. Este suelo pélvico es un conjunto de músculos y tejidos que sostienen los órganos pélvicos y mantienen su correcta función.
Con el tiempo, y por diversas razones, estos soportes naturales pueden perder fuerza o sufrir lesiones, lo que permite que los órganos desciendan y provoquen síntomas molestos.
Factores que predisponen al prolapso genital
- El parto vaginal, especialmente cuando es múltiple, instrumental o con desgarros, es uno de los factores más importantes que contribuyen al desarrollo del prolapso.
- Lesiones en el músculo elevador del ano, que aumentan el área del hiato urogenital y causan estiramiento o ruptura de las fascias y ligamentos de sostén.
- Factores congénitos, alteraciones del colágeno y lesiones neurológicas.
- Edad avanzada y cambios hormonales, como el hipoestrogenismo en la menopausia.
- Esfuerzos repetidos como levantar objetos pesados, estreñimiento crónico, tos crónica o enfermedades pulmonares.
- Sobrepeso, obesidad y cirugías pélvicas previas.
Síntomas comunes del prolapso genital
Las mujeres con prolapso pueden experimentar una variedad de síntomas que afectan su bienestar diario, entre ellos:
- Sensación de bulto, ocupación o pesadez en la vagina.
- Bulto visible que sobresale hacia la vulva.
- Sensación de estar sentada sobre una pelota pequeña o que el tejido vaginal roza con la ropa.
- Presión o molestia en la pelvis o zona lumbar.
- Alteraciones urinarias como incontinencia, dificultad para vaciar la vejiga, aumento de la frecuencia miccional, infecciones urinarias repetidas o sensación de corte brusco al orinar.
- Problemas defecatorios como estreñimiento, dificultad para evacuar, necesidad de presionar la vagina para ayudar, incontinencia fecal o sensación de evacuación incompleta.
- Dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia), disminución del deseo sexual o dificultad en la penetración.
Estos síntomas pueden empeorar al estar mucho tiempo sentada o de pie, al realizar ejercicio o al levantar objetos pesados.
Tratamiento conservador: Primer paso para recuperar tu bienestar
En casos leves a moderados, el tratamiento conservador es una opción efectiva y no invasiva para mejorar los síntomas y fortalecer el suelo pélvico. Entre las medidas más recomendadas están:
- Ejercicios del suelo pélvico (Kegel): Estos ejercicios ayudan a fortalecer los músculos que sostienen los órganos pélvicos.
- Cambios en el estilo de vida: Evitar esfuerzos físicos excesivos, levantar objetos pesados y manejar el estreñimiento crónico.
- Control del peso corporal: Mantener un peso saludable para reducir la presión sobre el suelo pélvico.
- Tratamiento de tos crónica o enfermedades pulmonares: Para evitar la presión repetida en la pelvis.
- Terapia hormonal en menopausia: Cuando está indicada, puede mejorar la calidad del tejido vaginal.
- Uso de pesarios vaginales: Dispositivos que se colocan en la vagina para sostener los órganos prolapsados y aliviar síntomas.
Este enfoque requiere compromiso y adherencia constante, y puede mostrar mejoría en 4 a 8 semanas. Sin embargo, en prolapsos más severos, la efectividad puede ser limitada.
Tratamiento avanzado: Cirugía mínimamente invasiva para casos moderados a severos
Cuando el prolapso es moderado o severo, o si el tratamiento conservador no brinda el alivio esperado, existen opciones quirúrgicas modernas que buscan restaurar la anatomía y función del suelo pélvico con técnicas mínimamente invasivas, tales como:
- Reparación vaginal anterior (para cistocele) y posterior (para rectocele).
- Histerectomía vaginal combinada con reparación del prolapso uterino.
- Técnicas de suspensión con mallas o implantes biocompatibles para reforzar los tejidos.
- Procedimientos laparoscópicos como la suspensión sacrocervical o la fijación sacrocolpopexy.
Estas intervenciones ofrecen una resolución definitiva del prolapso, mejoran significativamente los síntomas urinarios y defecatorios, y restauran la función sexual. Además, las técnicas mínimamente invasivas reducen la morbilidad y permiten una recuperación más rápida.
Es fundamental realizar una evaluación uroginecológica completa para seleccionar la técnica más adecuada según el tipo y grado de prolapso, considerando los posibles riesgos quirúrgicos y la experiencia del equipo médico.
Preguntas frecuentes
¿Qué es el prolapso genital?
Es el descenso de órganos pélvicos hacia la vagina causado por el debilitamiento del suelo pélvico.
¿Cuáles son los síntomas principales del prolapso genital?
Incluyen sensación de bulto o pesadez vaginal, problemas urinarios, dificultad defecatoria y dolor durante las relaciones sexuales.
¿Cuándo es necesario recurrir a cirugía para el prolapso?
Cuando el prolapso es moderado a severo o no responde al tratamiento conservador, se recomienda evaluar opciones quirúrgicas mínimamente invasivas.
Si experimentas síntomas como sensación de bulto, pesadez pélvica o alteraciones urinarias y defecatorias, te invito a agendar una valoración especializada con el Dr. Carlos David Aguirre Esparza en Monterrey para encontrar la mejor opción para ti y recuperar tu calidad de vida.